Friday, January 30, 2015

# 0022

Hasta donde sé, Frege y Russell jamás se vieron, pero hay un intercambio de ideas por carta a ratos bastante intenso que desafortunadamente no se conserva en su totalidad, aunque lo que existe sigue siendo notable. Casi todos los originales del legado de Frege se convirtieron en cenizas en 1945 en el esfuerzo de los americanos de aprovechar los últimos meses de la guerra para regresar a Alemania al paleolítico en el marco del fabuloso “plan Morgenthau” – qué ironía que fue Churchill quien salvó a los alemanes de que se continuara con el plan después de la rendición incondicional de Alemania, habiendo aprobado poco antes perfectamente a propósito la aniquilación de los tesoros barocos y de la población civil en Dresde. No que los nazis no se hubieran ganado este tratamiento de un pueblo que optó mayoritariamente por seguirles a una aventura expansionista inspirado en el excepcionalismo (racista y cultural) alemán; excepcionalismo que al menos en su aspecto cultural los alemanes lo heredaron luego a los vencedores junto con la tecnología de la propulsión a chorro, de cohetes y todo el demás Know-How bélico.

Las cartas que Russell dirigió a Frege y viceversa tratan casi exclusivamente de cuestiones de lógica y jamás exploran los supuestos tácitos de ninguno de ellos. Esto facilitaba que Russell malentendiera totalmente algunos aspectos importantes de los supuestos lógicos de Frege. Me parece, por ejemplo, que Russell supuso que Frege compartía con él no sólo su anti-psicologismo, sino también su anti-kantismo. Pero esto muy claramente no es el caso, aunque la influencia de Kant en el pensamiento de Frege no se señaló con mucha claridad hasta 1980, año en que Hans Sluga publicó su libro Gottlob Frege, que fue atacado inmediatamente con bastante furia sobre todo por Michael Dummett; pero en realidad, todo lo que se argumenta contra Sluga es que no demuestra sus afirmaciones. Me parece que se necesita mucha suerte para demostrar la influencia de ideas antecedentes en el pensamiento de un filósofos; y mientras los relatos de Dummett, Kripke, Baker & Hacker etc. principalmente demuestran las incongruencias en la teoría de Frege a la luz de las perfecciones de la filosofía analítica que navega a la sombra de él, el cuadro que Sluga combina los aspectos de su construcción de sistema y los motivos filosóficos que la sostienen como un puzzle de un paisaje al oleo. A la luz de esto, que la explicación de Sluga no sea servible, pienso, es algo que tendrían que demostrar sus críticos.

Que Russell se equivoca en algunos de sus supuestos, a mi manera de ver, lo demuestra muy claramente la traducción al inglés que él propone para algunas expresiones claves de Frege: ‘Sinn’ lo interpreta como significado (meaning) y ‘Bedeutung’ como referente (‘indication’, pero se impuso posteriormente ‘reference’ o, como Kripke prefiere, ‘referent’). Hay bastantes pasajes en los escritos de Frege que parecen apoyar esta lectura, pero esto, me parece, sólo a la luz de una interpretación que no permite que “sea de otra manera”. En realidad, creo, “la otra manera” es la que es la verdadera en el caso de Frege.

La “ontología” de Frege, si hay tal cosa, se divide on dos grandes dominios: el de los objetos, y el de las funciones. Funciones son entes objetivos que no se sostienen solos: necesitan un complemento para formar un objeto. Objetos, en cambio, son todas las cosas objetivas que no son funciones.

Para el joven Wittgenstein las oraciones representan hechos, pero son ellas mismas, hechos. ¿Cómo está este asunto para Frege?

Si el mundo se divide en objetos y funciones ¿dónde quedan las oraciones? ¿Qué es un sentido? ¿Un objeto o una función?

Mucho me temos que la claridad simple del parágrafo 10 de GGAI que anunciaba al iniciar esta serie de comentarios se nos escurrirá, mientras no aclaremos cuestiones como estas. Tendremos que tomar entonces una desviación más, y sospecho que tendrá que ser más extensa de lo que me imaginaba en un principio.

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