E 0050
Intento ahora regresar a mi discusión del argumento de
Frege en § 31 de GGA I, después de una pausa excesivamente larga.
Sobre todo en el mensaje # 0038, pero no sólo ahí, yo
había intentado descreditar la afirmación de Dummett y de otros que Frege no
tiene éxito en su intento de demostrar que todos los nombres de la
conceptografía tienen significado, ya que piensan que su argumento es circular.
Quiero ahora muy brevemente resumir un argumento diferente de Joan Weiner que
tiene el mismo objetivo, que se encuentra publicado en la antología editada por
Erich H. Reck, From Frege to Wittgenstein,
un libro que, ciertamente, recomiendo ampliamente. En su argumento Weiner da
razones adicionales y diferentes de las mías para pensar que Frege está
proponiendo –al menos implícitamente- una teoría semántica, o como ella lo
llama, una metateoría sobre los lenguajes simbólicos. Si Frege estuviera
tratando de demostrar, como sugiere la lectura “estándar”, que cada nombre en
el lenguaje simbólico usado en GGA I denota una entidad extra-lingüística,
entonces tal argumento efectivamente resultaría en una petición de principio.
Me parece que ella demuestra de manera muy convincente que Frege no hace ningún
intento de demostrar esto y, además, que tal demostración, si fuera posible, no
cumpliera ningún objetivo en la construcción de sistema que Frege pretende.
El argumento de Weiner es muy detallado y no pretendo
presentar aquí más que algunas de sus características más sobresalientes;
espero no distorsionarlo excesivamente. Lo que sigue será mi resumen de una
postura inspirada en la propuesta de
Weiner; no me importa demasiado representar un resumen fiel a las ideas de su
ensayo. Más bien me importa sacar adelante nuestra discusión sobre Frege.
Recomiendo, en todo caso, la lectura del ensayo de Weiner y, todavía más, el de
todo el libro.
Una de las primeras cosas que debemos tener en cuenta,
según Weiner, es que los nombres primitivos de la conceptografía son nombres de
funciones, no nombres de objetos. Lo que Frege tiene que asegurar es que estos
nombres de funciones tienen significado. Pero siendo nombres de funciones, su
significado no puede ser en ningún caso
un objeto extralingüístico. Es decir, la idea de que el párrafo 31 de Leyes
fundamentales tiene la tarea de asegurar que todos los nombres primitivos de la
conceptografía tengan un referente no tiene fundamento. Hay que distinguir
entre la preocupación de Frege de que los nombres de la conceptografía sean
significativos, y la exigencia muy distinta de que cada nombre propio designe
un objeto. Para enfatizarlo una vez más: en la conceptografía no existen
nombres propios primitivos ni simples.
En el índice de Grundgesetze
Frege da títulos a los diferentes párrafos. El título del § 31 es: “Nuestros
nombres simples significan algo”. Esto viene siguiendo al § 28 con el título, “Formación
correcta de los nombres”, § 29 “¿Cuándo un nombre significa algo?” y § 30 “Dos
maneras de formar un nombre”.
Después de lo que acabo de atribuir a Weiner, ‘significar
algo’ es sinónimo de ‘ser significativo’. Lo que ‘significar algo’ no quiere decir sin más calificación, es
‘ser nombre de un referente’.
Si se toma en serio lo anterior y los títulos que Frege
pone a sus párrafos o secciones del libro, es claro que el § 31 continúa con un
tema que empieza en el § 28 y cuyos detalles se siguen desarrollando en los
siguientes párrafos. En estos párrafos aprendemos que los nombres primitivos de
la conceptografía tienen garantizado su significado porque, siendo signos arbitrarios,
este significado se estipula para ellos. Un ejemplo de esto que vimos con
bastante detalle es la estipulación que Frege hace para determinar el
significado de los cursos de valor y su relación con los valores de verdad en
el § 10. Ahí, lo que Frege hace además, es asegurar que tal estipulación no
entra en conflicto con otras estipulaciones anteriores.
Todo lo que hace Frege, entonces, en el § 31 es continuar
con este tipo de estipulaciones a un nivel universal, usando lo explicado en
los §§ anteriores. No se ve por ninguna parte que Frege esté tratando de
formular ninguna teoría universal sobre la relación entre signos y entidades
extralingüísticas. Las afirmaciones contrarias de un gran número de eruditos,
empezando por Dummett y pasando por Kripke, parecen estar basadas meramente en
la expectativa que el sistema de Frege tiene
que tener semejante “metateoría”, como Weiner lo llama. Una vez más, tal
expectativa, nacida del paradigma “estándar”, parece frustrarse.
Esto no quiere decir que el § 31 bajo la lectura de Weiner
esté libre de problemas. Además, el asunto como lo presenté, probablemente, sea
excesivamente simplificado. Quizá entremos un poco más en detalles en uno de
los próximos mensajes en español.