Saturday, May 16, 2015

# 0046 Sentido en Grundgesetze y una desviación más.

Todavía pasará al menos un par de semanas hasta que pueda volver a atender este blog con alguna regularidad. Para no dejar esto en el abandono total, citaré a continuación un breve pasaje de un texto que Frege redactó en 1919 resumiendo, de alguna manera, su obra.

Pero antes de esto quisiera hacer la siguiente aclaración de un punto de la doctrina de Frege que fácilmente nos confunde:

Cuando Frege habla de la extensión de un concepto, se podría tener la impresión de que esta extensión cambia de “volumen”, para así decir, dependiendo cuántos objetos caen bajo él. Pero esto no es así.

Un concepto, para Frege, es una función a la que únicamente pertenecen valores de verdad como valores, o sea lo verdadero, o lo falso. Así, de acuerdo al § 3 de Grundgesetze, que f y g tengan el mismo curso de valor, quiere decir que f y g tienen siempre el mismo valor para el mismo argumento; nada más y nada menos. Si f y g son conceptos, entonces, en este caso son siempre lo verdadero o siempre lo falso para el mismo objeto como argumento.

Recordemos también que en el § 10, que es el tema principal de este hilo de discusión, definimos con Frege que ἐ(___ε), que es la extensión del concepto ___ξ, es lo verdadero; y para esto, desde luego, no importa en lo más mínimo cuantos argumentos ξ caen bajo este concepto o, que es lo mismo, para cuantos objetos este concepto tiene el valor “lo verdadero”.

El número de los objetos que caen bajo un concepto es definido, en cambio, por una relación de proyección recíproca entre dos conceptos equinúmeros, y algo que Frege establece hasta el § 40.

Regreso ahora a mí objetivo original de este mensaje: en el escrito “Apuntes para Ludwig Darmstädter” de 1919, al que me referí en el primer párrafo, Frege dice lo siguiente sobre la cuestión de significado y sentido; veremos después si le podemos sacar provecho para nuestra comprensión de lo que Frege dice en  §32 de Grundgesetze sobre el sentido de las oraciones.

“Se tiene que distinguir entre el sentido y el significado de un signo (palabra, expresión). Cuando un astrónomo enuncia algo de la Luna, la propia Luna no es parte del pensamiento expresado. La Luna misma es el significado de la expresión “la Luna”. Esta expresión tiene que tener entonces, además de su significado, un sentido, el cual puede ser componente de un pensamiento: la oración puede ser considerada como un retrato del pensamiento de manera que a la proporción de la parte respecto al todo en el pensamiento y a las partes de pensamientos corresponden en lo general en la misma proporción las oraciones y las partes de las oraciones. En el reino del significado la situación es diferente. No se puede decir que Suecia sea una parte de la capital de Suecia. El mismo objeto puede ser el significado de diferentes expresiones y alguna de estas expresiones puede tener un sentido que será diferente del sentido de otra de estas expresiones. La coincidencia en el reino del significado puede venir acompañada de una distinción en el reino de los sentidos. Así, es posible que una oración de la forma “A = B” exprese un pensamiento que esté más lleno de contenido que un pálido ejemplo de la ley de identidad. Un reconocimiento puede ser mucho más valioso para el conocimiento que un caso particular de la ley de identidad.

También a la parte necesitada de complemento en un pensamiento o de una parte de un pensamiento corresponde algo en el reino del significado. Pero desde luego que es equivocado llamar a esto un concepto, una relación, una función, a pesar de que difícilmente podemos evitar llamarlos así. La expresión “el concepto de Dios” se representa lingüísticamente como algo saturado. Entonces, su sentido no puede ser algo necesitado de complemento. Cuando usamos las palabras ‘concepto’, ‘relación’, ‘función’ (en el sentido del análisis), no le atinamos a lo que apuntamos. En este caso, propiamente hablando, debería evitarse también la expresión ‘el significado’ usando el artículo definido.

Pero no sólo una parte de la oración sino también una oración entera, cuyo sentido es un pensamiento, puede tener un significado. Todas las oraciones, que expresan un pensamiento verdadero tienen el mismo significado y todas las oraciones que expresan un pensamiento falso tienen el mismo significado (lo verdadero, y lo falso). Oraciones y partes de oraciones con diferente significado también tienen diferente sentido. Si se reemplaza en una oración o en una parte de oración un componente por un componente con otro significado, entonces la oración o la parte de oración así cambiada no forzosamente tiene un significado diferente del original, pero en cambio siempre tiene otro sentido. Si se reemplaza en una oración o en una parte de oración un componente por otro que tiene el mismo significado pero que no tiene el mismo sentido, la oración o parte de la oración modificada tienen el mismo significado que el original, pero no el mismo sentido. Todo esto vale para el discurso normal, no para el discurso indirecto.


Un pensamiento también puede ser el significado de una oración (discurso indirecto, subjuntivo). La oración entonces no expresa el pensamiento, sino que puede considerarse el nombre propio de éste. Cuando se reemplaza en un discurso indirecto, encerrado en el discurso normal, un componente por otro que tiene el mismo significado en el discurso normal, entonces el todo así modificado no forzosamente tiene el mismo significado que el original.

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