Thursday, March 19, 2015

# 0034

Entre los varios cabos sueltos que dejamos hay al menos estos que quisiera atender antes de pasar a otros temas:

(i) ¿Qué es un sentido?

(ii) En los §§ 29 a 32 de Grundgesetze Frege se propone a demostrar que todos los nombres introducidos en la conceptografía y los que se traducirán más adelante correctamente en la conceptografía tienen un significado. Sobre todo Kripke, pero también Dummett y varios otros insisten en que esta demostración falla porque es circular. ¿Tienen razón?

(iii) Los dos puntos anteriores invitan otra pregunta: ¿qué es un significado? Y relacionado con esto: para Frege ¿qué es un objeto? Y quizá ¿es Frege un realista platónico? - ¿o acaso un idealista?

(iv) En los pasajes citados de varios textos que Frege redactó en 1891 y 1892 parece bastante obvio que trata asuntos de significado y sentido de manera muy general y no restringida a cuestiones de las ciencias formales. ¿Por qué insisto (junto con e.g. Hintikka y otros) contra Dummett, Kripke (e implícitamente Russell) en que Frege no hace nada para proponer una teoría semántica?

(v) ¿Qué hay del problema que Dummett discute, si es o no válido el “principio de contexto” en la filosofía de lógica (de lenguaje) de Frege después de la introducción de la distinción entre significado y sentido?

* * * * *

Hemos citado varios pasajes de los escritos que Frege preparó para introducir la diferencia entre sentido y significado de acuerdo al uso que él da a estos términos y con los cuales, propiamente surge esta pregunta. Hasta aquí podríamos pensar, más o menos, que cualquier parte del discurso que trata de un posible objeto tiene un sentido, siendo el sentido precisamente esta propiedad del discurso que nos dice de qué posible objeto el discurso trata.

Pero donde Frege realmente procede a la construcción sistemática de la ciencia a partir de los múltiples anuncios programáticos en años anteriores es en Grundgesetze. Y podemos esperar entonces que en esta obra deja de dar vueltas al asunto como el gato a la papilla caliente y que nos diga franca y netamente qué cosa es el famoso sentido que toda expresión legal debe tener. Y de hecho,  Frege no nos decepciona y lo dice en un pasaje al que ya nos hemos referido en varias ocasiones. Ocurre en el § 32 y lo repetiré aquí:

Así se muestra que nuestros ocho nombres originales tienen un significado, y con ello, que lo mismo vale también para todos los nombres legalmente compuestos de ellos. Pero no sólo un significado pertenece a todos los nombres formados legalmente de nuestros signos, sino también les pertenece un sentido. Cada uno de estos nombres de un valor de verdad expresa un sentido, un pensamiento. Es que por medio de nuestras estipulaciones queda determinado en cuáles condiciones [uno de estos nombres] significa lo verdadero. El sentido de este nombre, el pensamiento es éste: que estas condiciones se cumplen. Una oración de la conceptografía consiste únicamente de la barra de juicio y de un nombre, o de una marca latina de un valor de verdad.

El paradigma del sentido es (realmente no muy sorprendentemente a estas alturas) el pensamiento expresado por un nombre; pero está claro, para que un nombre exprese un pensamiento, este nombre tiene que ser una oración afirmativa. Por lo que también está claro, que los objetos básicos son la verdad o la falsedad de estos pensamientos afirmativos.

Podríamos tratar de dar un ejemplo fuera de la conceptografía. ‘Perro’ no es ni un nombre, ni designa ningún objeto. Para empezar, no sé si se trata de un concepto, de un nombre de género o si me refiero a algún animal en particular. Es claro que siempre necesito todo el contexto del lenguaje para poder designar algún objeto aunque no sea un valor de verdad. Puedo señalar una tortuga y decir “he aquí un perro” (si meramente señalo y pronuncio “perro”, tiene que ser posible decirlo en principio, de lo contrario tampoco el señalamiento funcionaría). Y dado que puedo distinguir perros y tortugas, sé que esta oración es falsa.

Este conocimiento, sin embargo, no es nada que le concierne a la lógica, como tampoco le preocupa a la lógica si Ulises es un personaje histórico o no. Que sea asunto que preocupa a la lógica, que los nombres introducidos a la conceptografía tengan significado, se debe exclusivamente a que éstos tendrán que jugar un papel en la construcción del sistema de la lógica misma; y ésta definitivamente no trata de objetos que se nos podrían dar ni como representaciones ni como intuiciones, según Frege observa en Grundlagen

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