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Independientemente del
hecho de que Frege ahora distingue entre sentido
y significado, la diferencia
entre los pasajes que tratan del “problema de César” en Grundlagen y en el § 10 de Grundgesetze
I es que en éste, los únicos objetos por considerar concretamente son
valores de verdad o rangos de valor; Frege no parte (digamos a diferencia de
Tarski) de un universo de objetos independientes de la construcción del sistema.
Todos los objetos que la conceptografía tiene que considerar son aquellos para
los cuales se estipularon nombres en
la conceptografía. Pero por otra parte, la única restricción para las
estipulaciones de los nombres son las estipulaciones ya hechas; es decir, Frege
por una parte tiene que asegurar que las nuevas estipulaciones no entren en
conflicto con estipulaciones previas, y por otra parte que estas estipulaciones
establezcan marcas de reconocimiento unívocas para los objetos en cuestión y
que no valgan también para otros objetos distintos cuyos nombres tendrán que
estipularse posteriormente. Esta es la forma que el “problema de Cesar” toma en
Grundgesetze § 10.
De lo anterior parece ser bastante obvio que Frege no
hace ningún intento de construir una teoría semántica general cuando hace
ciencia en su sentido en serio, i.e. en Grundgesetze;
escritos como “Sobre sentido y significado” no cumplen con la primera y más
básica de las exigencias que Frege hace a la ciencia: no hay ningún intento de
establecer una teoría de significado
como sistema; parece evidente que
éste y otros escritos de esa época sirven principalmente para introducir a un
público general un complejo de problemas que no se puede aclarar mediante
definiciones o estipulaciones precisas, sino se tiene que recurrir a analogías
y sugerencia, como el propio Frege asegura en varias ocasiones. Es buena la
sugerencia de van Heijenoort, Hintikka y otros en el sentido de que la postura
de Frege acerca de la naturaleza de la lógica y del lenguaje le haría pensar
que tal empresa estaría destinada a fracasar desde el principio. El lenguaje es
el medio universal; no se puede construir una teoría de significado sin caer en
una petición de principio. Si es como dice Dummett (e.g. en Origins of Analytical Philosophy), que
uno de las temas centrales imprescindibles de la filosofía analítica es el
desarrollo de una teoría semántica, entonces ni Frege ni Wittgenstein son
filósofos analíticos en este sentido.
Pero en términos generales, los problemas a que se
refiere Frege en Grundlagen y en Grundgesetze § 10, desde luego, son análogos: la forma de la
introducción de los nombres para rangos de valor a la conceptografía no nos
permite decir de un objeto dado si es un rango de valor o no, así como la
definición de la dirección de paralelas no nos permite decidir si Inglaterra es
la dirección del eje de la tierra.
Ahora, en cuanto a la nueva diferencia entre sentido y significado, es claro en todo caso que la identidad de los objetos
es algo que sólo puede afectar el significado
de los nombres. Con excepción de ecuaciones como ‘ξ = ξ’, se usan diferentes
signos de objetos a los lados del signo de identidad, y con ello, diferentes
sentidos. El sentido de los nombres marca, justamente, la diferencia entre ‘ξ =
ξ’ y ‘ξ = ζ’ si ambas oraciones son verdaderas. Lo que tiene que ser idéntico
son los objetos; i.e., el significado de los nombres.
El escrito más famoso donde Frege explica la necesidad de hacer la distinción a que se refiere su título es “Sobre sentido y significado” que mencioné unos párrafos arriba; también es un escrito que podría servir como evidencia en contra de la aseveración de que Frege no hizo jamás ningún intento de construir una teoría semántica. Pero además, en este ensayo parece ser tan explícito como en ningún otro sobre el significado de la palabra ‘sentido’, lo que concierne una pregunta que nos quedó pendiente de aclarar. Echaremos un vistazo a este ensayo famoso.
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