# 0040 Sobre el sentido de los nombres de la conceptografía (§ 32 GGA I)
Lo que, en propias palabras de Frege, lo obligó a desechar
el primer intento de ejecutar el programa, anunciado en Grundlagen, de formular las leyes fundamentales de la aritmética,
era que no había distinguido entre el pensamiento y su significado, ni que
tampoco había descubierto que lo que normalmente es el sentido de una oración,
el pensamiento que expresa, se convierte en su significado cuando ocurre dentro
de otra oración:
“... En este caso, el
sentido de la oración es el pensamiento, y su significado es su valor de
verdad. A esto se añade todavía el reconocimiento que el valor de verdad sea lo
verdadero, ya que yo distingo dos valores de verdad: lo verdadero y lo falso.
... Aquí meramente quiero mencionar que la oración indirecta sólo así puede
aprehenderse correctamente. Es que el pensamiento, que de otra manera es el
sentido de la oración, se convierte en la oración indirecta en su significado.
Cuánto más simple u nítido todo se vuelve gracias a la introducción de los
valores de verdad sólo la ocupación intensa con este libro puede enseñar.”
En “Sobre sentido y significado” Frege ilustra este
descubrimiento con material que tiene a la mano – i.e., ejemplos tomados del
lenguaje natural. Pero la importancia científica para Frege la adquiere este
descubrimiento en la construcción sistemática de la ciencia, y la relación
entre esta y el lenguaje natural para Frege es, que aquella requiere un
lenguaje ideal que supera las ambigüedades y ficciones que surgen con el uso de
éste.
Ahora nos queda quizá una duda: mientras que el sentido de
una oración es algo que comúnmente cualquiera entiende que está familiarizado
con el sistema de signos que se usa para formular la oración, en el § 32 Frege
define el sentido de los nombres primitivos de manera más específica y
restrictiva:
“Pero no sólo un
significado, sino también un sentido corresponden a todos los nombres, formados
correctamente de nuestros signos. Cada nombre de un valor de verdad así expresa un sentido, un pensamiento. Es que, por medio de
nuestras estipulaciones queda determinado en cuales condiciones el mismo
significa lo verdadero. El sentido de este nombre, el pensamiento es éste: que estas condiciones se cumplen.”
En otras palabras, cada oración verdadera es un nombre de
lo verdadero y expresa el pensamiento de que es un nombre legítimo, condición
necesaria y suficiente, de acuerdo a Frege, para que sea un nombre de lo
verdadero.
Creo que conviene reproducir aquí el resto del § 32 y la
explicación que Frege da de la relación entre la oración como nombre de lo
verdadero y sus sentido:
“Una oración de la
conceptografía consiste ahora de la barra de juicio y de un nombre o de una
marca latina de un valor de verdad. Tal marca se convierte, sin embargo, en el
nombre de un valor de verdad mediante la introducción de letras alemanas en
lugar de latinas anteponiendo cavidades según el § 17. Imaginémoslo realizado,
entonces tenemos únicamente el caso de que la oración se compone de la barra
del juicio y de un nombre de un valor de verdad. Por medio de tal oración se
asevera ahora que este nombre significa lo verdadero. Puesto que al mismo
tiempo expresa un pensamiento, entonces tenemos en cada oración de la
conceptografía legalmente formado un juicio, de que un pensamiento es
verdadero; y entonces ya no es posible que falte un pensamiento. ...
Ahora bien, los
nombres simples o los que a su vez están compuestos, de los cuales consiste el
nombre de un valor de verdad, contribuyen a expresar el pensamiento, y esta
contribución es su sentido. Si un
nombre es parte del nombre de un valor de verdad, entonces el sentido de aquel
nombre es parte del pensamiento que éste expresa.”
Necesitaremos reflexionar un poco sobre esto, creo.
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