# 0028
Frege concluye el parágrafo 10
así:
“Hemos determinado los rangos de
valor hasta donde aquí es posible. Sólo si se llega a tratar además de
introducir una función que no se puede derivar de las funciones que hasta aquí
conocemos, sólo entonces podemos determinar cuáles valores ésta debería tener para
rangos de valor como argumentos; y esto puede tomarse tanto como una
determinación de los rangos de valor, como de aquellas funciones.”
Frege parte de allí para
determinar el significado de la función \ξ en el siguiente parágrafo, según hemos visto.
Quizás nos podríamos hacer
todavía una pregunta como ésta: Frege determinó que ‘ἐ(__ε)’ ha de ser lo verdadero
¿Podría haber determinado, e.g., que ‘ἐ(ε
= (┬-a-a = a))’ es lo
verdadero?
La redacción del § 10 no lo prohíbe. Pero esto sería como
empezar la liga de campeones metiéndose a propósito varios autogoles. El
objetivo del § 10 es abrir el camino para establecer una determinación
constructiva para la conceptografía,
no para inhibir su construcción. Exactamente en el mismo espíritu Frege
determina los posibles significados de una función como \ξ de tal manera que
cumple el propósito: encontrar una función que permite hablar en la conceptografía de un objeto determinado:
“el objeto” que como único cae bajo
un concepto. En el paso previo, el § 10,
Frege establece que el rango de valor que corresponde a la función __ξ significa lo verdadero y lo que
demuestra en este parágrafo es que tiene el derecho de hacerlo sin contradecir lo
que quedó determinado cuando se introdujeron primeramente los rangos de valor como
objetos lógicos para hacer compañía a los solitarios valores de verdad.
Quizá podríamos preguntar
también la pregunta que trata de contestar Dummett ¿Sigue vigente el principio de contexto en Grundgesetze? A mí me parece que esta
pregunta es importante sólo si queremos entender los esfuerzos de Frege como intentos
de construir una teoría de significado, tal como lo hace Dummett. Frege no
volvió a mencionar este, así llamado, principio de contexto en sus escritos
posteriores a Fundamentos de la
aritmética y no dice por qué no lo hace.
A mí al menos me parece
perfectamente claro que el principio de contexto, si así se le quiere llamar,
tal como Frege lo usa en Grundlagen,
sigue vigente en Grundgesetze en el
siguiente sentido: el portador de sentido y significado por excelencia es la
oración, y significado y sentido de sus partes dependen de su descomposición en
concepto y argumento. Por esto, en cuanto a la lógica, la oración, si tiene
significado, lo que significa es lo verdadero o lo falso. Y el sentido de una
oración verdadera es, como dirá Frege en el § 32:
“Así se muestra que nuestros ocho nombres originales tienen un significado,
y con ello, que lo mismo vale también para todos los nombres legalmente
compuestos de ellos. Pero no sólo un significado pertenece a todos los nombres formados
legalmente de nuestros signos, sino también les pertenece un sentido. Cada uno
de estos nombres de un valor de verdad expresa
un sentido, un pensamiento. Es que por
medio de nuestras estipulaciones queda determinado en cuáles condiciones [uno
de estos nombres] significa lo verdadero. El sentido de este nombre, el pensamiento es éste: que estas
condiciones se cumplen. Una oración de la conceptografía
consiste únicamente de la barra de juicio y de un nombre, o de una marca latina
de un valor de verdad.”
Para no confundirnos, tenemos
que tener en cuenta que la entidad mínima de significado de los signos originales es la oración, no una entidad
que únicamente puede ser parte de una oración: ni funciones, ni relaciones, ni
conceptos tienen significado. Los nombres que se refieren a otros objetos
(lógicos), cómo e.g. los números, tienen que introducirse laboriosamente a
través de conceptos de segundo nivel a partir del significado de oraciones
enteras. Es bastante claro aquí que la conceptografía
puede tratar únicamente de objetos lógicos y que queda fuera del alcance de
estas consideraciones cómo se establece la verdad de una oración como “El Monte
Blanco es la montaña más alta de Europa”, o de una oración como “Ulises estaba
dormido cuando se le llevó a Ítaca”. Determinar la verdad de tales oraciones o
si son oraciones que siquiera pueden ser
verdaderas, no es asunto de la lógica. Pero también es claro que como teoría de
significado sería excesivamente pobre. Parece bastante absurdo creer que Frege
haya podido pensar en establecer una teoría de significado del lenguaje en
general con base en esta construcción del sistema de la ciencia (Dummett,
ciertamente, al menos en el artículo que aquí estábamos comentando, no lo hace;
pero sigue insistiendo un poco absurdamente que la parte introductoria de GGAI
de todas maneras es una teoría de significado parcial). Y parece ser al menos
intuitivo por qué Frege podría haber pensado que no se puede tener una teoría de significado universal: tal teoría caería
forzosamente en el tipo de círculo vicioso que Dummett y otros le atribuyen a
su argumento en los parágrafos introductorios de GGAI, al afirmar Frege que en
las secciones que anteceden el pasaje que acabamos de citar se esté demostrando
que todos los nombres de la conceptografía
tienen un significado. Quizá podremos reflexionar un poco más sobre esta
cuestión en otra ocasión.
Nos falta todavía traducir y comentar una nota de pie
de página de Frege que al final del § 10 introduce la necesidad de la función \ξ y que es reminiscente del “problema de
César”; esto nos dará una vez más ocasión de reflexionar un poco sobre lo que
dice Dummett acerca del principio de
contexto.
Y finalmente nos queda una pregunta que nos hicimos algunos días atras: ¿que clase de bichos son los sentidos?
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