# 0014
Nos preguntamos en la última entrega en qué consiste
exactamente el problema que Frege tiene para saber qué objeto es denotado por
una expresión como ἐФ(ε), si ya estipuló que ‘ἐФ(ε)’ es el rango de valor que
corresponde a la función Ф(ξ). Parte de la respuesta da, naturalmente, una
lectura atenta del pasaje mismo que hasta ahora hemos traducido. ‘ξ’ tiene que
ser nombre de un objeto para que ‘Ф(ξ)’ designe a su vez un objeto tan pronto
se reemplace ξ con el nombre de un objeto. Para ilustrar el problema, Frege
toma como ejemplo la función Χ(ξ) y estipula que esta sea una función que nunca
toma el mismo valor para diferentes argumentos. Nos debemos dar cuenta
entonces, dice, que “vale justamente la
misma marca de reconocimiento para los objetos cuyos nombres son de la forma
‘Χ(ἐФ(ε))’ que para los objetos cuyos signos tienen la forma ‘ἐФ(ε))’. Ya que
entonces también ‘Χ(ἐФ(ε) = Χ(ἀΨ(α))’ tiene el mismo significado que ‘(-a-Ф(a) = Ψ(a)’.”
Que ‘ἐФ(ε)’ sea el nombre de rango de valor pertinente de
un signo como Ф(ξ) no nos dice nada acerca del significado de ninguna de las
dos expresiones. El significado de una expresión tiene que ser un objeto, y los
únicos objetos que conocemos hasta aquí son valores de verdad y ahora rangos de
valor; pero el significado de éstos, aquí, precisamente está en el aire. Todo
lo que sabemos de su significado en este momento es que si la igualdad
universal (-a-Ф(a) = Ψ(a) es verdadera (o falsa), entonces
también la igualdad de los rangos de valor de las funciones pertinentes es
verdadera (o falsa).
Ahora bien, si la función pertinente de un rango de valor
no es ni lo falso ni lo verdadero para cualquier argumento, este rango de valor
no denota ningún valor de verdad sino es simplemente esto: el objeto que, si
queremos, nos lo podemos imaginar metafóricamente como una curva que asigna
valores a funciones para diferentes argumentos. Digamos la parábola que se
graficaría para y = x2.
Un objeto así en todo caso no es ningún
valor de verdad y tampoco puede hacer verdadero una expresión como __ξ, puesto
que para esto el argumento tendría que ser un valor de verdad, y además, precisamente
lo verdadero. En cambio, si la función es tal que es lo verdadero para
cualquier argumento (como e.g. ‘ξ = ξ’), su valor es lo verdadero para todo
argumento, y éste sería su rango de valor. ¿Determina en este caso el hecho que
la función es lo verdadero para cualquier argumento, el significado del rango de
valor pertinente, haciendo que sea lo verdadero?
Lo que en realidad es difícil de ver aquí es la razón por
la cual el rango de valor habría de significar valor de verdad alguno, por más
que la función pertinente sea lo verdadero para cualquier argumento. Podríamos vivir totalmente felices sabiendo
que’ Ф(ξ)’ y ‘Ψ(ξ)’ denotan la misma función y que esta es verdadera para
cualquier argumento, y sabiendo entonces que ‘ἐФ(ε)’ y ‘ἀΨ(α)’ denotan el mismo
objeto abstracto, pero ningún valor de verdad.
Pero Frege requiere que rangos de valor puedan significar
valores de verdad para que la construcción de su sistema de la aritmética pueda
despegar. E intuitivamente parece evidente si un rango de valor es lo que
denota el valor de una función que es lo verdadero para cualquier argumento, que
este rango de valor debería tener una relación con este valor de verdad en
particular, por más que nuestra introducción de los rangos de valor haya dejado
esta situación indeterminada. Y sea esto como sea, Frege señala correctamente
que las estipulaciones de la conceptografía
hasta aquí no resuelven esta cuestión.
Diré algo más que (todavía) no es tan claro aquí, pero
que quizás sea una ayuda adicional para leer nuestro pasaje:
Parte de la razón porque este pasaje suena misterioso, me
parece, es una suposición tácita, a la que Dummett alude en el pasaje que hemos
citado –aunque sin sacar todas las consecuencias de ella, según me parece- y
que Frege no puede hacer explícita; precisamente, porque sería parte de una
teoría semántica que en opinión de Frege no se puede tener (aunque Dummett reniegue
de ello). La suposición tácita es que los objetos mínimamente son pensamientos
y los objetos sub-oracionales, a fin de cuenta, también tienen que ser nombres
de pensamientos. Las partes de oraciones que no nombran pensamientos enteros en sí no
significan nada; su sentido depende del sentido de la oración entera que por
sentido tiene un pensamiento (esto, a fin de cuenta, es el principio de
contexto). Frege, a diferencia de Russell y el joven Wittgenstein, no es un
atomista lógico. Probablemente tendremos que incluir en esta discusión algunos
comentarios sobre los parágrafos 29 a 32 para tener argumentos adicionales
sobre este asunto. Un pasaje que tengo en mente en particular es uno que
también se ha discutido mucho, aunque también pierde, creo, algo de misterioso
bajo la consideración que acabamos de hacer (§ 32): “Así se muestra que nuestros ocho nombres originales tienen un
significado y con ello, que lo mismo vale para todos los nombres compuestos
correctamente de ellos. Pero no sólo un significado, sino también un sentido corresponden
a todos los nombres, formados correctamente de nuestros signos. Cada nombre de
un valor de verdad así expresa un
sentido, un pensamiento. Es que, por
medio de nuestras estipulaciones queda determinado en cuales condiciones el
mismo significa lo verdadero. El sentido de este nombre, el pensamiento es éste: que estas
condiciones se cumplen.” Aquí parecen unirse nuevamente, al fin, los
componentes del viejo contenido juzgable, sentido y referencia. Puede haber
pensamientos sin significado, i.e., sin valor de verdad, pero no puede haber
valor de verdad sin pensamiento. Se sostienen mutuamente ante lo objetivo, como
los elementos del arco frente (y gracias) a la gravedad.
Se afirma generalmente, también por Dummett o Kripke, que lo que según Frege se muestra, no se muestra de hecho, sino que es una gigantesca petición de principio; aunque para Dummett, en la ponencia de 1993, esto no destruye el argumento del todo. Quizá también trataremos de hacer un par de reflexiones acerca de ello, más adelante.
El penúltimo párrafo de la entrada # 0014 del blog y la manera de relacionar contexto, sentido y significado tiene problemas. Traté de subsanarlos un poco complementando "Las partes de oraciones que no nombran pensamientos enteros [en sí] no significan nada" con la parte que aquí aparece entre corchetes, pero sigue habiendo problemas. Me propongo atender el asunto más adelante, una vez que hayamos concluido la discusión del § 10 de GGAI.
ReplyDeleteLos números nos son dados sin tener intuición ni representación de ellos (Cf. Grundlagen § 62). La lógica en general no se ocupa de cuestiones de intuición. La conexión con la realidad se da a través de los valores de verdad de los pensamientos. La verdad no es definible en la lógica, pero es la característica de los pensamientos que son el fundamento de la lógica.
ReplyDeletePerdón, la última oración debiera haber terminado: "... pero es la característica de los pensamiento que es el fundamento de la lógica."
ReplyDelete