# 0022
Hasta donde sé, Frege y Russell jamás se vieron, pero
hay un intercambio de ideas por carta a ratos bastante intenso que
desafortunadamente no se conserva en su totalidad, aunque lo que existe sigue
siendo notable. Casi todos los originales del legado de Frege se convirtieron
en cenizas en 1945 en el esfuerzo de los americanos de aprovechar los últimos
meses de la guerra para regresar a Alemania al paleolítico en el marco del
fabuloso “plan Morgenthau” – qué ironía que fue Churchill quien salvó a los
alemanes de que se continuara con el plan después de la rendición incondicional
de Alemania, habiendo aprobado poco antes perfectamente a propósito la
aniquilación de los tesoros barocos y de la población civil en Dresde. No que
los nazis no se hubieran ganado este tratamiento de un pueblo que optó
mayoritariamente por seguirles a una aventura expansionista inspirado en el
excepcionalismo (racista y cultural) alemán; excepcionalismo que al menos en su aspecto cultural los alemanes lo heredaron luego a los vencedores
junto con la tecnología de la propulsión a chorro, de cohetes y todo el demás
Know-How bélico.
Las cartas que Russell dirigió a Frege y viceversa
tratan casi exclusivamente de cuestiones de lógica y jamás exploran los
supuestos tácitos de ninguno de ellos. Esto facilitaba que Russell malentendiera
totalmente algunos aspectos importantes de los supuestos lógicos de Frege. Me
parece, por ejemplo, que Russell supuso que Frege compartía con él no sólo su
anti-psicologismo, sino también su anti-kantismo. Pero esto muy claramente no
es el caso, aunque la influencia de Kant en el pensamiento de Frege no se
señaló con mucha claridad hasta 1980, año en que Hans Sluga publicó su libro Gottlob Frege, que fue atacado
inmediatamente con bastante furia sobre todo por Michael Dummett; pero en
realidad, todo lo que se argumenta contra Sluga es que no demuestra sus
afirmaciones. Me parece que se necesita mucha suerte para demostrar la
influencia de ideas antecedentes en el pensamiento de un filósofos; y mientras
los relatos de Dummett, Kripke, Baker & Hacker etc. principalmente
demuestran las incongruencias en la teoría de Frege a la luz de las perfecciones
de la filosofía analítica que navega a la sombra de él, el cuadro que Sluga combina
los aspectos de su construcción de sistema y los motivos filosóficos que la
sostienen como un puzzle de un paisaje al oleo. A la luz de esto, que la
explicación de Sluga no sea servible, pienso, es algo que tendrían que
demostrar sus críticos.
Que Russell se equivoca en algunos de sus supuestos, a
mi manera de ver, lo demuestra muy claramente la traducción al inglés que él propone
para algunas expresiones claves de Frege: ‘Sinn’ lo interpreta como significado
(meaning) y ‘Bedeutung’ como referente (‘indication’, pero se impuso
posteriormente ‘reference’ o, como Kripke prefiere, ‘referent’). Hay bastantes
pasajes en los escritos de Frege que parecen apoyar esta lectura, pero esto, me
parece, sólo a la luz de una interpretación que no permite que “sea de otra
manera”. En realidad, creo, “la otra manera” es la que es la verdadera en el
caso de Frege.
La “ontología” de Frege, si hay tal cosa, se divide on
dos grandes dominios: el de los objetos, y el de las funciones. Funciones son
entes objetivos que no se sostienen solos: necesitan un complemento para formar
un objeto. Objetos, en cambio, son todas las cosas objetivas que no son funciones.
Para el joven Wittgenstein las oraciones representan
hechos, pero son ellas mismas, hechos. ¿Cómo está este asunto para Frege?
Si el mundo se divide en objetos y funciones ¿dónde
quedan las oraciones? ¿Qué es un sentido? ¿Un objeto o una función?
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